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La CM encarga un colegio en Arroyomolinos a una empresa estatal mientras en Getafe licita obras por un plazo superior

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La gestión de la consejería de Educación de la Comunidad de Madrid en la presente legislatura va camino de convertirse en un ‘via crucis’ para los responsables del Gobierno regional de Cristina Cifuentes y en especial para los vecinos y vecinas que lo sufren en primera persona.

El enroque del Ejecutivo autonómico y su negativa a poner fin a la construcción de los colegios por fases, a pesar de haberse comprobado que es un auténtico fiasco, afecta a cientos de familias de toda la región, que en el mejor de los casos ven cómo sus hijos deben convivir con las obras y, en el peor, cómo se ven desplazados a otros centros alejados de sus casas por retrasos en la ejecución de las obras de ampliación.

La situación es conocida en el CEIP Miguel de Cervantes de Los Molinos. En el día de ayer, la Comunidad de Madrid anunciaba la licitación de las fases 2 y 3 con un presupuesto base de 4 millones de euros y un plazo de ejecución superior, en el más optimista de los supuestos, a los 10 meses.

Paralelamente, el Gobierno regional aprobaba una encomienda de gestión a la empresa estatal TRAGSA con un gasto plurianual de 8,3 millones de euros para la construcción de un colegio de Infantil y Primaria en el municipio de Arroyomolinos.

El proyecto en esta localidad incluye 12 aulas de infantil, sala de usos múltiples, comedor, 12 aulas de Primaria, aulas de desdoble, aulas específicas, gimnasio y pista deportiva. Unas obras sensiblemente más complejas que las fases 2 y 3 del CEIP Miguel de Cervantes y que cuentan con un plazo de ejecución de 10,5 meses, prácticamente igual que en el caso de Getafe.