El Partido Popular de Madrid no contará con cerca de 7.000 interventores en las mesas electorales organizadas este próximo domingo con motivo de las elecciones generales, lo que impedirá la correcta supervisión del proceso electoral, después de que la formación haya decidido tomar la controvertida decisión de eliminar interventores y nombrar apoderados en su lugar.
La situación ha provocado la indignación de multitud de alcaldes y candidatos populares, que entienden que esta decisión esconde en realidad la carencia de personas comprometidas con el partido pero que, también, podría tener que ver con la bisoñez de la nueva dirección del partido a nivel regional y los plazos marcados por la Junta Electoral para nombrar interventores.
La figura del interventor es importante, toda vez que se trata del representante de una determinada candidatura que puede asistir a la mesa electoral y participar en sus deliberaciones, además de poder formular reclamaciones o exigir certificados. Los interventores, además, pueden votar en la mesa que les sea asignada previa autorización de la Junta Electoral, lo que facilita su labor.
Por el contrario, las funciones de los apoderados son más restringidas. Su labor es más de supervisión, por lo que el control y las deliberaciones de las mesas escapan a sus funciones, y además deben ejercer el voto allá donde figuren inscritos en el censo, lo que supone en muchos casos que deban ausentarse del lugar asignado para votar.
Por este motivo, la decisión del PP de Madrid de eliminar la figura de 7.000 interventores y sustituirlos por apoderados ha generado una fuerte polémica interna que implica, a su vez, la evidencia de una significativa merma en el número de personas comprometidas con el partido desde que Casado, a nivel nacional, y Díaz Ayuso, a nivel regional, se han hecho cargo de la dirección del PP.