«En referencia a la carta de D. Miguel A. Gasco, publicada en el número 04-Getafe Actualidad, debo decir que me sumo en casi su totalidad a su contenido.
Digo en casi toda su totalidad, porque me considero una persona con criterio propio. Por tanto, todavía no hay ningún «politicucho tonto del haba» que me haya convencido para decir, por ejemplo: » los hombres y las mujeres» porque como tenemos un idioma tan rico, podríamos recurrir a «las personas» y todos lo entendemos.
Dicho ésto D. Miguel A., si usted se hace partícipe de esta moda, por citar algún matiz de su carta, debería haber hecho constar: convecinos y convecinas, perros y perras, los que arrojan basuras y las que arrojan basuras, los que molestan con ruidos y las que molestan con ruidos, los que incumplen las normas de tráfico y las que incumplen las normas de tráfico….¿verdad que es absurdo?
Me reitero en el contenido de su carta, repito, pero yo recalcaría que si las heces de las mascotas son un problema, creo que es mucho más preocupante los rodales de orina que se pueden ver en cada esquina, donde se observan los ladrillos podridos y mal olientes; las heces, al fin y al cabo hacen más daño a la vista, pero no son un foco de infección tan grave como lo son las meadas. Tampoco creo que sea bueno para la estructura de un bloque de pisos que los ladrillos de la base se estén descomponiendo. Y no basta con mirar de soslayo para, si alguien los ve, rociar un chorrito de agua para justificar que la meada se ha limpiado. En esto tampoco me convencen».
José A. Jiménez.