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Muere Alfredo Rodríguez, dueño del bar ‘El Brillante’

 Alfredo Rodríguez, dueño de ‘El Brillante’ uno de los bares más icónicos de Madrid por sus bocadillos de calamares, falleció el pasado lunes 30 a los 67 años de edad.

Comenzó a trabajar en 1967 en el pequeño establecimiento frente a la estación de Atocha fundado por su padre más de una década antes, en 1951. Rápidamente, supo revolucionar el negocio familiar a partir de un producto sencillo pero muy valorado tanto por el público de la capital como por los turistas, hasta convertir al bocadillo de calamares en un imprescindible de la gastronomía madrileña.

Su vida dio un giro radical cuando, de pequeño, cuando cogió la polio. «Decidí que prefería ser tabernero andando que abogado en silla de ruedas», afirmaba en las entrevistas preguntado por sus inicios en la hostelería. Además, era un firme defensor de que «la suerte no existe»: «Lo peor en un emprendedor es la cobardía. Siempre que se cae se ha de levantar. Y cuando sale bien, si alguien te dice que es suerte, aléjate de él».

Rodríguez se ganó también el cariño y reconocimiento de la sociedad por su filosofía como empresario. A la hora de incorporar nuevos trabajadores a sus establecimientos solo contrataba a mayores de 50 años, por la experiencia profesional que aporta este grupo de la sociedad y como forma de ayudar a personas que pueden encontrar dificultades para reincorporarse en el mercado laboral.