La alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, alcanzó el poder en junio de 2015 tras firmar ante notario un acuerdo de investidura con Ahora Getafe, lo que le valió para ser designada como la primera mujer en alcanzar la Alcaldía de la ciudad a pesar de que la lista más votada fue la del Partido Popular en aquellos comicios.
El citado acuerdo de investidura incluía una sería de condicionantes que la alcaldesa debía cumplir para contar con el apoyo de la candidatura de unidad popular y poder así desbancar del Gobierno municipal a los populares. Entre ellos, se encontraba la limitación de sus retribuciones al frente del Ayuntamiento, una condición impuesta por Ahora Getafe en el marco de ese acuerdo y que la propia Sara Hernández tardó menos de un mes en incumplir.
De hecho, Hernández tomó el bastón de mando el 13 de junio gracias al apoyo de Ahora Getafe, y el día 7 de julio ya rompía este acuerdo al aprobar unas retribuciones brutas mensuales superiores en 2.000 euros a lo firmado ante notario.
Tal y como denunció en su día la candidatura de unidad popular, Sara Hernández hizo gala entonces de una “actitud irresponsable e irrespetuosa” al haber “roto el acuerdo que firmó ante notario para recibir los votos de nuestras concejalas y concejales y coger así el bastón de mando”.
Sara Hernández diseñó una “jugada maestra” basándose en “propuestas inasumibles y que no respetaban el acuerdo”, algo que remató en julio de 2015 “de la mano del PP, Ciudadanos e IUCM-LV para saltarse el acuerdo subiéndose el sueldo y aumentando hasta en 9 los cargos de confianza”.
En este acuerdo, AG exigía que la alcaldesa contara con un salario bruto mensual de 2.500 euros, algo que Sara Hernández firmó ante notario y que incumplió apenas tres semanas después al aprobarse una retribuciones de 4.500 euros mensuales, que es la que sigue percibiendo a día de hoy.
