Opinión

Opinión: ‘La agosticidad se apodera del Ayuntamiento’

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A nadie escapa que los malos estudiantes, o los menos aplicados, están obligados al sobreesfuerzo en verano para tratar de arreglar en un par de meses lo que no han sido capaces de hacer en 10. Es muy español eso de dejar las cosas para el final, pero no siempre es bueno procrastinar, menos aún cuando hay intereses vecinales en juego.

El estío (que no el hastío, aunque también) ya está aquí, y mientras el común de los mortales piensa en su merecido descanso, otros parecen aprovechar las frigorías de sus despachos para ponerse las pilas y preparar querellas, pliegos de condiciones, adjudicaciones de obras… que se realizarán con agosticidad y, quien sabe, seguramente también con alevosía.

El curso político toca a su fin, aunque nuestros representantes se empeñen en hacer un ‘último’ esfuerzo por enturbiar las ya de por sí revueltas aguas institucionales justo antes de ponerse el bañador. Lo que no van a conseguir ya es el aprobado, porque el suspenso es más que evidente en un Ayuntamiento (Gobierno y oposición) que, como los malos estudiantes, parece condenado a un sobreesfuerzo en verano.

Carguen pilas, estimados lectores, porque los exámenes de septiembre se presentan duros.