Opinión

EDITORIAL: Transparencia en diferido

A algunos responsables de este y otros municipios se les llena la boca al hablar de transparencia, de ‘luz y taquígrafos’ y de responsabilidad para con el votante.

Mucha de esa presunta transparencia es obligada e impuesta por ley. Todos sabemos que un determinado partido con responsabilidad de Gobierno (y sin ella también) tratará siempre de subrayar lo bueno que hace y de edulcorar o intentar tapar y esconder lo no tan bueno. Es lógico, es razonable y es hasta comprensible desde un punto de vista político. Lo que no resulta tan entendible es que se pongan cortapisas cuando se trata de acceder a información que debería ser de dominio público y que se encuentra escondida o tapada tras mecanismos opacos ajenos a la ley de transparencia o de mucho más difícil acceso.

Los medios de comunicación estamos tristemente acostumbrados a tener que lidiar con este oscurantismo, a tener que escarbar y mover hilos insospechados para poder acceder a una información que el ciudadano, el vecino y, en definitiva, el votante, debería conocer sin ningún tipo de obstáculo. Nuestra función como medios de comunicación es la de facilitarles esa gestión, la de luchar día a día contra viento y marea para poder poner en sus manos el conocimiento de la realidad que les rodea, por mucho que los poderes públicos y/o los fácticos se empeñen en lo contrario. Tardaremos más, tardaremos menos, pero encontraremos la forma de hacerlo.

Lo que carece de lógica alguna es que los partidos políticos de este municipio se empeñen en ejercer una flagrante dejación de funciones y dejen en manos de los medios la labor de fiscalización y, en definitiva, la función de oposición que les corresponde a ellos por ley y por salario. Se han acostumbrado a que sea la prensa la que lleve a cabo ese cometido que les compete a ellos, a que sean los medios lo que gestionen esa labor de prospección confundiendo a menudo el interés informativo con la tarea política que les ha encomendado el votante y que conlleva, a su vez, una considerable retribución.

A nosotros, a los medios, nos mueve la vocación de servicio público y el afán por hacer de Getafe una ciudad más y mejor informada. A ellos, a los representantes públicos elegidos en las urnas, les debería mover algo más que la defensa a ultranza de ese nicho de votos más o menos fidelizado. Es utópico, lo sabemos, pero no cejaremos en nuestro empeño de seguir informando a pesar de las trabas y de los palos en las ruedas que algunos se empeñan en imponer.